"Qué alegría, vivir sintiéndose vivido. Rendirse a la gran certidumbre, oscuramente, de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, me está viviendo. Que hay otro ser por el que miro el mundo porque me está queriendo con sus ojos. Que hay otra voz con la que digo cosas no sospechadas por mi gran silencio; y es que también me quiere con su voz.
Y todo enajenado podrá el cuerpo descansar quieto, muerto ya. Morirse en la alta confianza de que este vivir mío no era sólo mi vivir: era el nuestro. Y que me vive otro ser por detrás de la no muerte."
(La voz a ti debida - Pedro Salinas)

A SUS HIJAS

"Queridas hijas:


Al comenzar esta correspondencia, experimento en lo mas hondo de mi ser una gran emoción, pienso en el instante venturoso en que por primera vez puedan leer estos renglones, iniciados en el mes de Enero de 1973, siendo ustedes seres ignorantes de las acechanzas del destino.

Contemplaba la ingenuidad de sus juegos infantiles, pasó por mi imaginación el cuadro de la vida, que por feliz que pudiera ser, siempre lleva en sí el dolor, no solo en su burda manifestación física, sino también en su exquisita expresión espiritual, haciéndonos sentir amarga emoción ante una estrella que se apaga, una flor que se deshoja o una nube que se aleja; pensé en los momentos infinitamente tristes en que mi imagen envuelta en las brumas del recuerdo, descenderá hasta su lado para reconfortarles en las horas de alguna humana decepción; sentí profunda pena al recordar que puedo abandonarlas aún impreparadas para las alternativas del imperativo biológico del combate.

Influido por los anteriores pensamientos, resolví dejarles guardadas en las sencillas líneas de estas epístolas, normas que las orienten, no hacia una vida fastuosa, sino hacia una existencia tranquila; no anhelo para ustedes la supremacía del poder del oro que sólo despierta nuestros sentimientos primitivos, sino sólo deseo para ustedes, que pobres o ricas, humildes o poderosas, ignorantes o sabias, marchen por el sendero que hacen de la persona un ser digno de vivir entre sus semejantes: deseo que lleguen a la meta de su vida, serenamente, con los cabellos plateados, no por las incertidumbres de los triunfos materiales, sino por las hondas meditaciones que nos alejan del pantano, para lanzarnos a las regiones luminosas del pensamiento filosófico.
 
Piensen que solo me guía el deseo de darles sanos consejos, emanados de una dolorosa experiencia, para que cuando yo no sea mas que un mármol, un nombre y una fecha, comprendan los grandes anhelos que encerró mi corazón para su vida, y entiendan que fueron ustedes la única razón que me hizo temer a la muerte; tal vez entonces en su rostro curtido de nobles luchadoras, rueden silenciosamente un par de lágrimas vertidas en homenaje de quien solo supo desearles una existencia noblemente vivida."



RAFAEL BARRERA ORTEGON